sábado, 27 de julio de 2013

PIETRO BEMBO ENAMORADO DE LUCRECIA BORGIA (Capítulo II)



            Pietro Bembo retratado por Rafael




Pietro Bembo se entera del matrimonio del hijo del duque de Ferrara con Lucrecia Borgia mientras permanece en Venecia. Como todos los demás había oído cosas terribles de Lucrecia. Sin embargo, de un lado y de otro de Italia y especialmente de parte de sus amigos los poetas Strozzi, padre e hijo, descubre que la gente está entusiasmada con esta princesa romana. Pronto él mismo comprobará en qué consiste la seducción que esta mujer ejerce sobre quienes la conocen. Descubrirá que esta madonna  con fama de mujer fatal, es en realidad una linda joven, de figura delicada y pelo rubio como el oro y una forma atractiva en el vestir, siguiendo la moda española. En definitiva una bella mujer que adornaba su persona con cintas en el pelo y modales refinados. Y en especial lo que en ella resalta es su fina inteligencia, algo que para Bembo no es sino la causa de aquel  sutil reflejo en su semblante. Lucrecia se desveló ante todos como una mujer excepcional, cuya preparación se ponía de manifiesto al abordar cualquier tema y en el diálogo en general. Quienes la escuchaban decían que hablaba de los temas “con mucha seriedad y sabiendo de lo que hablaba”. Bembo descubre que Lucrecia está avezada en la lectura de Dante, Petrarca, Bruni, Cicerón, entre otros. Y que con ella es posible emplear el lenguaje secreto de los símbolos  del amor y la virtud, tal y como lo entiende la Filosofía Platónica.


Bembo, que ya es un reconocido poeta, nada menos que el más destacado de su época, cuando conoce a Lucrecia cuenta con poco más de 30 años. Pronto esa mujer romana poseedora de una clase de virtud que excede la belleza física, o mejor dicho, que la provoca, despierta en él sentimientos propios de un caballero hacia su dama. Aquella con la que compartir ideas y un amor por el “lenguaje de los pájaros”, o sea, por la conversación capaz de poner música a las letras evocadoras, que es lo que al fin y al cabo conforma ese lenguaje secreto que manejaban los Fieles de Amor. Un lenguaje compartido por los iniciados en Amor, que como dice el poeta no es lo mismo que en el amor, puesto que se refiere a los que habiendo penetrado su clave pueden recrearla. Bembo se reitera en lo que ya ha oído a los demás y vuelve a comparar a Lucrecia con Venus, y con aquella gracia o energía que encarnó Helena de Troya, protegida de la diosa del amor y la sensualidad sublime.


Le escribe Bembo a Lucrecia:



“A pesar de la belleza por la que en vano rivalizan contigo la hija de Agenor y Helena de Esparta, secuestrada por el troyano Paris, sabes consagrarte a los estudios y a las artes delicadas y no dejas que tu genio quede ahogado por el esplendor de tu belleza. Si declamas versos en lengua vulgar, semejas una muchacha nacida en Italia. Si tomas la pluma, escribes versos y poemas que son versos y poemas dignos de las musas. Y si a tus manos de marfil le place tocar el arpa o la cítara, resucitan con un arte delicado las notas tebaínas. Si te place evocar las olas vecinas del Po haciendo estremecer la corriente, merced al encanto de tus notas suaves; si te place abandonarte a las danzas y saltar con pie ligero al son de la música ¡oh!, cuanto temo que de darse cuenta por ventura algún dios, no te arranque furtivamente de tu castillo y te lleve, sublimemente, con un vuelo ligero por el aire, para hacer de ti la diosa de un astro nuevo.”


Bembo y Lucrecia tuvieron una preciosa historia de Amor. Aunque para nada llegó a convertirse en un amor carnal, sino en una clase de amor sublime que únicamente quienes habían alcanzado a concebirlo intelectualmente estaban capacitados para entender. De su relación queda una hermosa correspondencia, actualmente guardada en la Biblioteca Ambrosiana de Milán, entre sus incunables, pues se trata de un códice manuscrito que Pietro Bembo realizó para Lucrecia. El manuscrito recoge la correspondencia entre ambos y consta de 11 poemas españoles, 9 cartas autógrafas que Lucrecia le había dirigido y un poema de Lope Estúñiga dedicado por Lucrecia al caballero Pietro.


Es como si Bembo hubiera condensado aquel sentimiento y aquella historia de amor platónico en dicho manuscrito, que guardó junto a un mechón de su rubio cabello que el enamorado conservó entre sus cosas.

En una de esas cartas le dice Bembo a Lucrecia:


“Cada día halláis con ingeniosa invención, manera de avivar mi fuego, como lo habéis hecho con la cinta que hoy que orla vuestra lucidísima frente”

(Continuar)


3 comentarios:

Mahatma dijo...

¡Hermoso post, Núria!
¿Tienes presente algún libro que puedas recomendar, referido a Madonna Lucrecia?
Abrazos!

Mª Ángeles Díaz dijo...

"Lucrecia Borgia", de Fernando Gregorovius (1821-?), es el estudio más riguroso, ya que está basado en la documentación, es decir, cartas,enseres,viajes,relaciones, etc., por lo que es un punto de partida imprescindible para una investigación seria del personaje.
Te mando un fuerte abrazo.

BORJA dijo...

Para saber más sobre los Borja Borgia

Una historia de la familia Borja - Borgia de tres siglos en forma de diario con ilustraciones, genealogía, textos bibliografía y enlaces web.

DIARIO DE LOS BORJA (BORGIA)
http://sites.google.com/site/diarioborjaborgia/Home